miércoles, 8 de julio de 2009

LA AVENTURA DEL COMER

Cuando llevas aquí una semana casi (mañana hará una semana) y has recorrido todos los pasillos de un par de supermercados de Wageningen, vas asociando determinadas palabras holandesas a alguna materia prima concreta. Esto es pollo, esto es cerdo, esto es tomate, esto atún, esto... esto... hay algunas cosas que no hay manera, porque no salen en el diccionario. La cosa es que con tanta palabrota que ve uno por ahí, se activa un radar especial que detecta a gran distancia algo que medianamente se pueda leer, y si es algo escrito en español, entonces el producto late como un corazón refulgente y lo ves brillando áureamente en la estantería... ¡tortas dulcesol! Entonces la emoción te embarga y tomas las tortitas en tus manos y les das vueltas para mirar dónde las fabrican (cosa que jamás en la vida he hecho cuando las he comprao en un super español... pero bueno) Y porque eran dulcesol, porque si llegan a ser "Las legitimas y acreditadas tortas de aceite de Inés Rosales" entonces me da un soponcio allí mismo.
Pues nada, os dejo, que me voy a comer una torta. Eso sí, saben un pelín a húmedas porque es que el tiempo de aquí es lo que tiene.
Besos.


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