CARTA DESDE HOLANDA
En mis ojos faltan sinuosas tus montañas y se llenan ahora del horizonte más horizontal que jamás haya visto.
No me reconozco en el reflejo de estos canales, pero hay belleza inundada de verde y más verde. Se siente paz. Nuevos colores y texturas para alimentar acuarelas. Paseos con olor a lluvia, letreros ininteligibles y miles de bicicletas. Más lluvia. Más verde.
A dormir a la cama, con una ligera luz de atardecer infinito aún en el cielo. Madrugadas precozmente luminosas que las cortinas no logran contener. Me despierto. Por unos segundos, cada día, antes de levantarme, pienso que pese a tanta belleza aquí, no puedo ni quiero negar que soy… irremediablemente subbética.
En mis ojos faltan sinuosas tus montañas y se llenan ahora del horizonte más horizontal que jamás haya visto.
No me reconozco en el reflejo de estos canales, pero hay belleza inundada de verde y más verde. Se siente paz. Nuevos colores y texturas para alimentar acuarelas. Paseos con olor a lluvia, letreros ininteligibles y miles de bicicletas. Más lluvia. Más verde.
A dormir a la cama, con una ligera luz de atardecer infinito aún en el cielo. Madrugadas precozmente luminosas que las cortinas no logran contener. Me despierto. Por unos segundos, cada día, antes de levantarme, pienso que pese a tanta belleza aquí, no puedo ni quiero negar que soy… irremediablemente subbética.
Carta desde Holanda. 1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario